La palabra tecnología proviene de la unión de dos raíces griegas: tekné (“arte”, “técnica”) y logos (“saber”, “conocimiento”).
Podemos interpretar su significado etimológico como el saber de las técnicas, o el conocimiento para hacer posibles las cosas.
Con el desarrollo de la ciencia, la tecnología se convirtió en la aplicación del conocimiento en una técnica.
Es decir que además de «conocer el mundo», la tecnología permite que la ciencia transforme la realidad.
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