Tradicionalmente se distinguen dos tipos de tecnologías:
- Las tecnologías “duras” son aquellas vinculadas con las “ciencias duras” o exactas, es decir, con los saberes científicos más concretos, como la transformación de la materia o la energía, como la física y la química.
- Las tecnologías “blandas” son, en cambio, aquellas que aspiran a modificar el funcionamiento del mundo de maneras perceptibles, pero que no implican el mismo nivel de aplicación científica concreta, pudiendo ser derivadas de las ciencias sociales o de otras formas del saber científico, como la psicología o la economía.
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